son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada.
que embalsaman al humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole sin dueño.
remendar las virtudes veniales,
condenar a la hoguera los archivos.
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos…
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