jueves, 19 de abril de 2012

El Playlist de mi vida.



The morning light comes stealing
To start a new day
Out there the world is waiting
To take us far away
And it's time to make
The final break
But the memory will linger forever

If i never see you again
And think of me now and then
Though it hurts so sweetly
They say all good things come to an end
You've changed my life completely
I'm touched by your love
Even if i never see you again

The night is so unforgiving, yeah
And i'm on my own
I realise what i'm missing
And now that you've gone
So i say a prayer
Are you out there
Are you feeling what i'm feeling now, yeah

If i never see you again
And think of me now and then
Though it hurts so deeply
They say all good things come to an end
You've changed my life completely
I'm touched by your love
Even if i never see you
If i never see you again

And if i never see you again

No one can tell you how the story ends
Where the road will lead
When love begins, yeah

You've changed my life completely
I'm touched by your love
Even if i never see you
If i never see you
Even if i never see you again
And if i never see you
Yeah, yeah, yeah, yeah, yeah

martes, 17 de abril de 2012

LA LEYENDA DEL SOL Y LA LUNA

Cuando el SOL y la LUNA se encontraron por primera vez, se apasionaron perdidamente y a partir de ahí comenzaron a vivir un gran amor.

Sucede que el mundo aún no existía y el día que Dios decidió crearlo, les dio entonces un toque final... el brillo!!!

Quedó decidido también que el SOL iluminaría el día y que la LUNA iluminaría la noche, siendo así, estarían obligados a vivir separados.

Les invadió una gran tristeza y cuando se dieron cuenta de que nunca más se encontrarían...

La LUNA fue quedándose cada vez más angustiada. A pesar del brillo dado por Dios, fue tornándose solitaria.
El SOL, a su vez, había ganado un título de nobleza: "ASTRO REY", pero eso tampoco le hizo feliz.

Dios, viendo esto, les llamó y les explicó: "No debéis estar tristes, ambos ahora poseeis un brillo propio."

"Tú, LUNA, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás frecuentemente protagonista de hermosas poesías."

"En cuanto a ti, SOL, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la Tierra durante el día, proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices."

La LUNA se entristeció mucho más con su terrible destino y lloró amargamente... y el SOL, al verla sufrir tanto, decidió que él no podía dejarse abatir más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudarle a aceptar lo que Dios había decidido.

Aún así, su preocupación era tan grande que decidió hacer un pedido especial a Dios:
"Señor, ayuda a la LUNA, por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad..."
Y Dios... en su inmensa bondad... creó entonces las estrellas para hacer compañía a la LUNA.

La LUNA siempre que está muy triste recurre a las estrellas, que hacen de todo para consolarla, pero casi nunca lo consiguen.



Hoy, ambos viven así... separados, el SOL finge que es feliz y la LUNA no consigue disimular su tristeza. El SOL arde de pasión por la LUNA y ella vive en las tinieblas de su añoranza.

Dicen que la orden de Dios era que la LUNA debería de ser siempre llena y luminosa, pero no lo consiguió... porque es mujer, y una mujer tiene fases. Cuando es feliz, consigue ser Llena, pero cuando es infeliz es menguante y, cuando es menguante, ni siquiera es posible apreciar su brillo.

LUNA y SOL siguen su destino. Él, solitario pero fuerte; ella, acompañada de estrellas, pero débil.

Los hombres intentan, constantemente, conquistarla, como si eso fuera posible. Algunos han ido incluso hasta ella, pero han vuelto siempre solos. Nadie jamás consiguió traerla hasta la Tierra, nadie, realmente, consiguió conquistarla, por más que lo intentaron.

Sucede que Dios decidió que ningún Amor en este mundo fuese del todo imposible, ni siquiera el de la LUNA y el del SOL... Fue entonces que Él creó el Eclipse.

Hoy, SOL y LUNA viven esperando ese instante, esos raros momentos que les fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan.

Cuando mires al Cielo, a partir de ahora, y veas que el SOL cubre la LUNA, es porque se reclina sobre ella y comienzan a amarse. Es, a ese acto de Amor, al que se le dio el nombre de Eclipse.

Es importante recordar que el brillo de su éxtasis es tan grande que se aconseja no mirar al Cielo en ese momento... tus ojos podrían cegarse al ver tanto Amor. 


lunes, 16 de abril de 2012

Esto también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- manténlo escondido en el anillo. Abrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino…
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía:


 
 
 
 

Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Nada de lo que tengas, o lo que sientas es permanente. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.